sábado, 17 de diciembre de 2011

Andare

Buenas noches a todos :)

Hace siglos que no me paso por aquí, con el tema de la Erasmus tengo muy abandonado el mundillo, y sobre todo el tema de los foros... xD
Y como no tenía a los nenes en Portugal, pues no he podido hacer ninguna sesión, ni decente ni no decente u_u

De todos modos, esta tampoco es maravillosa xD cogí a Tadgh y a Lilou y, aprovechando que les había puesto los gorritos y bufandas de inviernos (que les hizo Meen hace un añito...) me puse a probar unas técnicas de fotografía que he aprendido en Portugal :)

Espero que notéis la mejoría ^__^
(aunque la verdad es que creo que las fotos son muy repetitivas, pero en fin)
Perdonad por la rapidez, ¡prometo algo mejor antes de que acaben las vacaciones! :)


Ludovico Einaudi- Andare













miércoles, 7 de diciembre de 2011

Scene 20: "Mar"

Decido subir una Scene20 que escribí hace un tiempo.
No me convence, pero tengo morriña de resina y me apetecía subirlo...
Lo más seguro es que lo cambie algún día xD hasta entonces, echadle un ojo si os apetece :)


Se conocieron un apacible martes del mes de mayo, hace muchos años. Ambos iban trajeados, como la situación lo requería, aunque en la indumentaria de ella había algo que captó su atención: era la única asistente de la conferencia que decidía no usar falda y, además, de las pocas occidentales que se atrevían a interpretar de japonés para inglés, de forma simultánea.

Siento comunicarle que no he estado jamás allí entonó él con seriedad sin si quiera mantener contacto visual con ella. Bebió de su copa de vino.
¡Es una lástima! exclamó ella con dulzura—. Es un pueblecito entrañable, y no está muy lejos del mar.
Fujiwara mostró una mueca de desagrado.
Oh, venga ya… ¿no te gusta el mar?
Él la miró por primera vez y lo hizo con un asombro fingido, en un intento de mostrarle lo indignado que se encontraba por la rudeza de sus acciones y el que le estuviese tuteando. Ella se percató al instante y sus mejillas se tiñeron de carmín.

Disculpe, he sido demasiado descortés sonrió avergonzada—. A veces me olvido de que estoy tratando con un oriental.
Fujiwara agachó la mirada con cierta tristeza.
N-no, no. Discúlpeme a mí. He sido yo el que ha sido descortés y movió su cabeza con gravedad.
Llevó su mano a intentar desaflojar su corbata, en vano.
¿Tiene calor? le preguntó ella, intentando ayudarle.
Fujiwara se sonrojó y desvió la mirada.
Es el vino buscó una excusa creíble—. Y que hay demasiada gente, ¿no le ocurre igual?
Sí, la verdad es que ha asistido al congreso muchas más personas de las que creía hubo una pausa, en la cual ella se dedicó a observar el cuello de su camisa— ¿Me permite? y, con la espontaneidad que la caracterizaba, se acercó suavemente hasta él y desaflojó un poco su corbata— ¿Mejor? preguntó con una sonrisa en los labios—. Por cierto no le dejó contestar— Mi nombre es Einin y agachó su cabeza en señal de saludo—. 初めまして、藤原さん。

Se conocieron un apacible martes del mes de mayo, hace muchos años, y desde el primer momento en el que él contempló su sonrisa, supo que debería ser suya para siempre. Si la historia de Takumi Fujiwara pudiera ser contada a modo de película, él sería el protagonista que jamás alcanzaba a la joven de sus sueños. Sin embargo, y siendo consciente de su mala suerte con el sexo femenino, decidió que cambiaría su destino con dos pasajes de tren.
Einin la llamó una mañana de improvisto—. Ven conmigo a ver el mar.
Y antes de que si quiera pudiesen intercambiar los saludos de cortesía correspondientes, ella había aceptado y se encontraban en el mismo vagón, sonriendo tímidamente.

Takumi siempre había odiado el mar porque él había nacido a sus orillas, en una pequeña familia demasiado modesta y tradicional como para proporcionarle unos estudios y una reputación. Y sus sueños, por desgracia, requerían mucho dinero.
Takumi siempre había odiado el mar porque era todo lo que había conocido y conformaba los límites de su ética: aquella gran isla, la llamada tierra del Sol naciente.

Sólo les unía el mar y sólo éste fue testigo de su historia.

Por eso Takumi, en la actualidad, vuelve a odiar el mar: porque los recuerdos con Einin flotan entre sus aguas, bailan en su arena y visten sus atardeceres.
Significa poeta. O filósofo. ¿No te parece encantador? le había preguntado ella, apoyada en su torso. Las gaviotas volaban a lo lejos y el eco de sus cantos cubría cada silencio. Una suave brisa marítima, con olor a sal, ondeaba el cabello corto de la joven y acaricia su tripa, ahora hinchada por el embarazado.

Takumi agachó el libro que estaba leyendo y lo cerró, abandonándolo a una mesa que estaba cerca del balancín en el que estaban recostados. El Sol caía sobre las costas irlandesas.

¿Quieres que nuestro hijo sea un poeta o un filósofo? rió tiernamente mientras acariciaba la frente de ella.
Quiero que sea todo lo que él quiera ser y alzando su mirada se encontró con la de él.
¿Entonces, por qué no buscar un nombre que tenga un significado más acorde a esto último?

Einin permaneció en silencio, pensativa, con una vaga sonrisa dibujada en sus finos labios. Acarició su barriga con ternura.


No lo sé y se pudo oír, a lo lejos, otra gaviota. Eco—. A mí me gusta este. No sé por qué, pero siento que es éste el nombre que debe tener. Además, no es difícil de transcribir para japonés, así que no tendrá problemas si al final decidimos mudarnos a Japón.

Takumi cerró sus ojos y aspiró lentamente la brisa marina.

Pues… comenzó él con suavidad—. Bien. Sorpréndeme: ¿cuál es ese nombre?

Einin alzó la mirada y sus ojos pistacho se encontraron con los de él.

Tadgh sonrió con dulzura.
¿“Tai”?... ¿Y cómo se escribe?
T-a-d-g-h: “Tai”. ¿Ves? Puede transcribirse fácilmente a Katakana.


Takumi afirmó con suavidad y miró hacia la arena, pensativo.

Tadgh. Tadgh Fujiwara. Suena realmente bien…
¿Ves? No me equivoqué sonrió Einin—. Y va a ser precioso. Y muy guapo, como su padre- acarició su tripa— ¿Verdad? Y tendrá sus ojitos.
Él rió.
Sí, me temo que tendrá mis ojos. Sería realmente extraño que heredase tus ojos verde pistacho.
¡Oh, no estaría mal! Un japonés con ojos verdes… acarició de nuevo su barriga y esta vez le habló a ella: ¿Qué me dices, Tadgh? ¿tienes los ojitos verdes? Seguro que sí, pequeñín rió.

E igual que el mar les unió, el mar decidió separarles.

Hoy es un día cualquiera de junio y Tadgh, a sus seis años de edad, le pide a su padre que le lleve a ver el mar, con la impertinencia correspondiente de cualquier infante. Takumi le ha negado este capricho con la seriedad que le caracteriza desde la muerte de Einin y, en silencio, idea algún modo de explicarle a su hijo lo mucho que amó a su madre y lo mucho que ella le amaba a él; cosa que Tadgh nunca llegará a saber.

Hoy es un día cualquiera de junio e ir al mar no parece el mejor plan a escoger.

Otro día, Tadgh.
Pero…
Otro día.

jueves, 27 de octubre de 2011

Dormir, tal vez soñar


"Morir: dormir,
nada más. 
Y si durmiendo terminaran
las angustias y los mil ataques naturales
herencia de la carne, sería una conclusión
seriamente deseable. 

Morir, dormir:
dormir, tal vez soñar

Sí, ese es el estorbo;
pues qué podríamos soñar en nuestro sueño eterno
ya libres del agobio terrenal,
es una consideración que frena el juicio
y da tan larga vida a la desgracia"



Aún recuerdo el sonido de los aplausos,
lo vítores ahogados por el paso de los minutos.

Anhelabas tanto ese papel. Ansiabas con tanto fervor convertirte en Hamlet...
que, ahora que me paro a pensarlo,
puede que obtuvieses todo lo que querías.

Si no pude ser Hamlet, Ben;
déjame, por lo menos, que encarne a su padre:
al fantasma persecutor.

... ¿O acaso no te agrada cómo luzco el traje?








Por si alguien no lo sabe, el primer fragmento es de la obra de Hamlet :)

martes, 25 de octubre de 2011

Scene20: "Cacahuetes"

No sabía si ponerlo, pero creo que me animo a colgar este texto que escribí anoche, entre lecturas en catalán (para más información visiten mi facebook u__uU) y repaso de japonés.
Espero que os guste :) yo por lo menos estoy contenta.



Esa noche, antes de la actuación, comí demasiados cacahuetes. Lo hice de forma rutinaria, casi rozando el tedío. Abandoné las cáscaras en el fondo de una lata de Coca-Cola, cogí mi chaqueta y salí del apartamento.
Conforme bajaba las escaleras, iba masticando los restos de cacahuetes que habían quedado entre mis dientes, a la par que iba pensando en Annie y la última discusión que habíamos tenido. Y aunque intenté no darle demasiadas vueltas al asunto, algo en mi interior me decía que debía haberle dicho lo mucho que la quería antes de dejarla tirada en medio de la discusión, sola, en aquel bar del centro. Me pregunto si estará esperándome en el teatro.

Esa noche, antes de la actuación (la más importante de mi carrera) decidí no coger un taxi e ir a pie. Ridículo, creerás; pero sabía que desde el momento en que entrase en el teatro y encarnase la piel de Hamlet, saldría con la alfombra roja bajo mis pies. Ya tendría tiempo para coger taxis: todos los que quisiera.

Entonces, sonó el teléfono. Era Ben.


¡Dan! ¿dónde se supone que te has metido?
Buenas noches, Ben; sí, buena suerte a ti también.
—¿¡Buena… buena suerte!? repitió mis palabras con asombro— ¡Dante, en dos horas empieza la obra! Deberías estar ya en el camerino. Sabes que soy tu suplente.
Bah, Ben, no te preocupes… estoy llegando. Sea como sea, no te emociones: no vas a sustituirme. Llamabas por eso, ¿eh, capullo? reí. Silencio— ¿Ben?

Pude escuchar unas voces de fondo. Agucé el oído:
“No, director. Estoy hablando con Dante. Sí, no se preocupe, viene de camino”


Dan, más vale que te des prisa y vengas con una buena excusa, aún no has triunfado pero se está subiendo a la cabeza.
¡Relájate, Ben! Mira, estoy a dos manzanas.
¿DOS manzanas? DANTE SERÁ MEJOR QUE…
¡Que sí, Ben! Mira, tranquilo, ¿va? Ya estoy caminando más rápido y era cierto. Por un momento, ese pequeño cabrón me agobió.
Venga, ahora nos vemos. No tardes.
Que no… y antes de colgar, recordé algo— ¡Eh, Ben! Sólo una cosa más…- dudé entre si preguntárselo o no, pero no pude resistirme— ¿Está Annie ahí?

Hubo un silencio algo incómodo. Ben suspiró pasados unos segundos.

Sí, Dan. La tienes en primera fila, esperándote como una tonta. Y no tiene muy buena cara, así que más vale que la trates mejor a la próxima o, por lo menos, le pidas disculpas después de la actuación. Consejo de mejor amigo.
Que sí, Ben. Va, hasta ahora.
Hasta ahor… ¡espera, Dante!
¿Qué?
Silencio, de nuevo.

Hhm… ve por donde siempre me susurró casi imperceptiblemente.
¿Por qué? ¿a qué viene eso ahora? ¿por qué no hablas más alto?
Ve por ahí, anda. Llegarás antes, no me fío de tus rutas improvisadas.
De acueeerdo. Estás pesado hoy, ¿eh? Venga, te dejo. Hasta ahora.
Adiós.

Esa noche, antes de la actuación, comí demasiados cacahuetes. Aún recuerdo cómo los vomité, junto con sangre, en el frío y mojado asfalto de Nueva York. Las luces del teatro bailaban monótonamente, y mientras aquellos brazos agarraban mis huesos rotos, podía observarlas parpadear en los charcos, hasta que me fundía con ellas entre los golpes secos de mi memoria.


“Ve por donde siempre” me dijiste. “Ve por donde siempre” y por donde siempre fui, por donde me comenzaron a seguir tres hombres trajeados. Obviando sus pasos a mis espaldas, continué caminando por el callejón de siempre, tan oscuro como siempre, tan olvidado, tan frío.


¿Dante Rhaus? me llamó uno de ellos por las espaldas.
Frené en seco y me volví. ¿Por qué pensé que eran admiradores?
Sí, amigo, pero como no me dejes que llegue al teatro va a ser imposible que…

Y caí. Mi cuerpo chocó bruscamente contra el suelo, me golpeé en la cabeza con un contenedor y perdí por unos instantes todo punto de apoyo.
“Esto no debería estar pasando” pensé. Me incorporé con toda la rapidez que me fue posible y me lancé contra mi agresor, golpeándole con mi cabeza en su nariz. Se pudo oír un crack agudo, a lo que siguió un chillido. Nariz rota: no había ensayado ese truco para nada. Pero parecía que ellos también habían ensayado otros tantos.
No recuerdo cuánto tiempo estuvo bajo sus pies, sus puños. Tras una hora de brutal paliza mi cuerpo abandonó todo movimiento. Mis ojos, congestionados e hinchados por las patadas, ardían. Sólo comencé a tener miedo cuando fui consciente de que no querían magullarme, sino que querían acabar conmigo a base de golpes. Pavor.

“Ve por donde siempre” me dijiste. Si hubieses sabido que esto iba a ocurrir…
Para le dijo un hombre al otro—. Vamos a matarlo.
Se supone que debe ser así, ¿no?
Sí, tío, pero no se mueve… es decir… ni si quiera habla, ¿seguro que no está ya muerto?
No, aún respira, ¿no lo ves?
Pues continúa tú, yo estoy matado, ¡pf! ¿tienes un cigarro?

La sangre coagulada en mi cuenca ya vacía me impedía verles. Quería gritar, pero me había mordido la lengua y tenía la boca llena de sangre, la cual no paraba de escupir lentamente. Me moría.


Quién…- intenté vocalizar. Imposible. Mis cuerdas vocales estaban prácticamente rotas de tanto gritar.
Creo que intenta saber quién es el cabrón que nos ha mandado matarle.
No digas nada, imbécil.
Si vamos a matarlo, ¿qué más dá? rió.

Nunca comprendí qué había de divertido en aquello.

Pero aún así yo no se lo… no pudo acabar.
Bow. Benjamin Bow, Dante Rhaus dijo con retintín— ¿Qué, es que lo conoces?
No le des más conversación. Mátalo. Me estoy poniendo nervioso.
Va, nenaza, sólo es un poco de sangre. Pásame el bate que acabe con esto.
No creo que sea necesario el bate… métele un tiro.
Que me pases el bate, joder. Bow nos dijo que nada de tiros.
Pero es que… está prácticamente muerto, tío. 
No te pongas blando ahora que has sido tú el que le ha reventado el ojo. Pásame el bate.

Esa noche, antes de la actuación (la más importante de mi carrera) decidí no coger un taxi e ir a pie. Ridículo, creerás.

… Ya tendría tiempo para coger taxis: todos los que quisiera.

Annie. ¿Me estará esperando?

“Ve por donde siempre”

Annie.

“¿Puedes hablar más alto?”

“Deberías estar ya en el camerino. Sabes que soy tu suplente.”

“Soy tu suplente”

Todos los taxis que quiera…

Annie.

… todos los que quiera.

Esa noche, antes de la actuación, comí demasiados cacahuetes. Lo hice de forma rutinaria, casi rozando el tedío.
Me pregunto si Annie me estará esperando en el teatro.

domingo, 23 de octubre de 2011

Scene20: "Soledad"

Le doy otro empujoncito a esto en un descanso de estudiar =_=U tengo un dolor de cabeza que amenaza con crecer como siga estudiando japonés, pf... Y me espera un trabajo algo complicado de inglés :( pero en fin, voy a desaparecer un rato del área estudiantil para contar un poco más de Lilou, visto que su historia es la menos conocida y que a la gente parece interesarle más. Muchas gracias por el apoyo :) espero que os guste y no os decepcione, no sé si he conseguido expresar bien lo que quería.



Podría pasarme horas observándola: aquella bolsita de té, hundiéndose y flotando en mi taza; levemente forzada por la presión que ejerzo sobre la cuchara, al compás de la lluvia que se abandona a la piedra del jardín.
Nunca me ha agradado este silencio, he aprendido a convivir con él; con sus monótonos pasos, con su pausada rutina desprovista de sorpresas. Para mí es uno más de los fragmentos que conforman mi mundo en horas... y pueden destruirlo en segundos.

-¡No me lo puedo creer!... - canturreaba una voz por el patio -¿En serio?
-¡Total y absolutamente en serio!
-¡Qué cara más dura! ¡y se creerá mejor por eso!

Las voces que interrumpieron mi meditación procedían del patio hacia el cual estaba mirando. El orfanato se construyó alrededor de una pequeña plaza de piedra, en el centro de la cual había una estatua de la madre superiora -la que, para desgracia de las novicias, había fallecido hacía un par de meses. 
Todo el orfanato tuvimos que vestirnos de luto, con aquel uniforme de lana grueso y pesado que hacía que me picasen la parte trasera de mis rodillas-
De pronto, las dos chicas que hablaban desprovistas de frío, ocupaciones y vergüenza, lanzaron una mirada cómplice y fugaz hacia mi habitación. Yo, desde la ventana de la misma, las observaba, a las últimas con sorpresa. Sonreí levemente sin pestañear con mis grandes ojos y posé unos dedos en el frío y empapado cristal. Sus labios comenzaron a moverse sin apartar sus ojos de mí y dibujaron un par de sonrisas. Sin si quiera devolverme el saludo, alzaron nuevamente sus paraguas y partieron hacia el otro lado de la plaza riendo a carcajadas.

Cómo me picaba la parte trasera de mi rodilla izquierda...

Y de pronto: magia. 
Créeme, podría pasarme horas observándola: aquella arañita que acababa de colarse por el hueco de mi ventana. "¿Qué haces aquí, pequeña?"- le dije en susurros "No hay nada que temer. Mi cuarto está en el segundo piso, retirado de las monjas, y no suelen revisar si limpio o no. Y aunque no me gusta que haya demasiada suciedad, puedo hacerte un hueco en esa pared"- se la señalé con una mano mientras que, con la otra, la sostenía y dejaba jugar entre mis dedos. "Creo que es una buena esquina para hacer una telaraña..."- y, conforme hablaba, iba reduciendo mi tono de voz "Bueno, si yo fuese una araña, haría una casa ahí"- esto último casi fue imperceptible hasta para mis oídos.

-¡Fabiénne! ¡Fabiénne, vuelve ahora mismo aquí!- gritaba una voz, rompiendo el silencio del pasillo.

Dejé a la pequeña arañita en mi escritorio y me aproximé rápidamente hasta la puerta, abriéndola tan sólo un filo, lo justo para asomarme a observar.

-¡Un día me matarás, Fabiénne!

"Me matarás con tu silencio, y entonces volveremos a esa pequeña cala, a una hora de Newcastle"- dije en susurros.
Jamás podría olvidar esa obra de teatro que habían escogido para representar. La había escrito un chico de otra clase, un año mayor que yo. Desde que leí el guión me pareció asombrosa.

-¡Me matarás con...!- ensayaba un joven mientras brincaba por el pasillo -¡Oh, joder! mierda de obra.
-¿Qué ocurre? ¿te has vuelto a perder?- le preguntaba una chica, aproximándose hacia él con cautela.
-Nunca recuerdo esta línea, y la representación es pasado mañana...
-¡No pasa nada, aún hay tiempo!- intentaba animarle ella, posando una de sus manos sobre sus hombros.

Decidí que podía ayudar.
Abrí lentamente la puerta, y me equivoqué tanto al hacerlo que chirriaron las visagras y los dos jóvenes dieron un respingo. Yo solté una pequeña risita mientras asomaba la mitad de mi cuerpo.

-Ay, perdón, tengo que pedir que me la arreglen...- decía mientras me sonrojaba -¿Puedo ayudarte?- le pregunté al joven clavando mis ojos sobre los suyos.

Tanto él como ella permanecieron en silencio, observando mi cuerpo de arriba a abajo, haciendo un claro escrutinio de cualquier defecto que pudiese mostrar y, de hecho, mostraba.

-¿Ayudar con?- preguntó la chica con retintín mientras cruzaba sus tobillos y enlazaba sus manos.
-Con la línea de "¡Un día me matarás Fabiénne!"- sonreí sin apartar la mirada de ellos.
-¿Oh? ¿acaso la conoces?- comentó él con asombro.

Era justo lo que estaba esperando, esa mirada de incredulidad. ¡Podía demostrárselo!
Carraspeé con emoción y entoné:

"¡Un día me matarás Fabiénne! ¡me matarás con tu silencio! y entonces volveremos a esa pequeña cala, a una hora de Newcastle... Y nuestros cuerpos yacerán en la arena, hasta convertirnos en marea de espuma y conchas de sal"

La joven palpó rápida y fugazmente la mano del chico, mientras sonreía placenteramente y afirmaba con lentitud. Él no pudo cerrar sus labios ni contener su asombro y, justo en el instante en que creí haber logrado algo glorioso, pude escucharle decir:

-¡NO ME LO PUEDO CREER! ¡tienes razón! ¡es decir...! ¡se lo sabe entero! ¡MENUDA PRINGADA!

Mi sonrisa de satisfacción se tornó en una mirada incomprensiva y asustada.

-¿Qué?- balbuceé.
-¡Te lo dije! ¿ves? ¿ves como no te engañaba?
-No me lo puedo creer... ¡pensé que no iba a picar!- y en este instante dejé de formar parte del diálogo -¡Sólo se lo leyó una vez! ¡entonces los rumores son ciertos! ¡pero... pero...!- no podía parar de reír.
-¡Te lo diiijeee!- le sonreía con complicidad mientras comenzaba a andar por el pasillo -Ya ha pasado tres veces esta semana: si pasas por delante de su cuarto intentando recitar ese fragmento, sale disparada de dentro y te suelta el rollo.
-Oh Dios- reía con descaro él -¡OH, DIOS! ¡Jajajaja! 
-Es lo que ya me habían dicho: obviamente, ganas de llamar la atención. Complejo de diva. Esta chica ya no sabe qué hacer para ser el centro de todo, ¿sabes qué es lo último que hizo...?

Sus voces se perdieron en las escaleras del pasillo, pero el eco de las mismas continuó resonando en lo más hondo de mi corazón.
Cómo me picaba. Cómo me picaba la parte trasera de mis rodillas. Las comencé a rascar con nerviosismo y unas lágrimas se agolparon en mis ojos, mientras sorbía la mucosidad que comenzaba a formarse en pequeños intermedios silenciosos.

-¡LILOU!- gritó una de las monjas desde el otro lado del pasillo, mientras se acercaba a una velocidad pasmosa hacia donde estaba yo -¿Qué se supone que haces ahí parada? ¿tú es que nunca estudias? ¡no me extraña que luego no tengas amigos! ¡todos están en la biblioteca y tú aquí, como siempre, perdiendo el tiempo!
-Pero si no estaba perdiendo el tiempo...- rechisté en voz baja mientras continuaba rascándome.
-¡OH, POR DIOS!- agarró mi mano con fuerza, apretándome la muñeca -¡YA BASTA! ¡Ya basta de rascarte con ese descaro, menuda mala educación!
-¡Pero madreee!...- rechisté sollozando -¡Me pica mucho! ¡me duele!- le mostré la herida producida por la rozadura de la falda.
-¡YA BASTA, LILOU!
Intenté interrumpirle.
-¡NO!- se adelantó -No quiero escuchar NI UNA palabra más. ¡Si no quieres ir a la biblioteca vuelve a entrar en tu cuarto y no salgas hasta que pase la hora de estudio!

Y yo entré, silenciosa y aún sollozante. Me senté en mi mesa y bebí el té. Frío. Y miré por la ventana. Frío. Encogí mi cuerpo en la silla y lo abracé mientras tiritaba. Con una mano restante, continuaba rascándome detrás de la rodilla. Me picaba tanto... me picaba tanto...
Oteé en busca de la araña, pero ésta había desaparecido. Observé la esquina que le había aconsejado para alojarse, pero no había rastro de ella. Probablemente, jamás la volvería a ver.

-"En realidad todo es como dijiste, Fabiénne... Las despedidas son necesarias"- interpreté en voz baja mientras acariciaba la herida de mi pierna. -... Porque "el infierno está vacío y todos los demonios están aquí"- aquel verso de La Tempestad de Shakespeare no podía ser más acertado.

Nunca me ha agradado este silencio, pero he aprendido a convivir con él.
Si lo piensas con detenimiento es bueno para meditar.
No, no creas que es tan difícil: sólo es cuestión de acostumbrarse. 

lunes, 17 de octubre de 2011

Scene20- "Silencio"

Llevo un día de mierda, así que espero que esto no haya salido tan mal ç__ç
Espero que os guste  =) quería contar algo de la historia de Lilou y sólo se me ha ocurrido esto, 
prometo explicar algo más de su vida en otro momento!





Siempre percibí que odiabas el silencio de tus teclas; era ese horrible vacío que precedía a los ataques de rabia acallados por el tiempo, a la decadencia de tu figura en detrimento de la de un niño.

Odiabas que hablase de él, Yann...
Odiabas que pronunciase su nombre, aunque fuese para citar a otra persona que no era él.

Cuando aparecía, apagabas la radio, cerrabas el periódico... y, apresuradamente, te escondías en la habitación del ático, a tocar tus piezas de piano con ira y rencor.
Pero yo pensaba que su nombre era tan bonito, Yann...


Empecé a informarme sobre él desde el primer día que comprobé que era alguien a quien odiabas. Tú, mi padre, te habías transformado en un hombre frío y silencioso, apagado con el paso de los años. Sin embargo, me adoptaste porque en ti había un resquicio de luz, no solamente una necesidad de compañía.
Así que comencé a buscarle a él. Comencé a buscar a aquel a quien llamaban el mozart del siglo XXI, el culpable de toda la tristeza que inundaba tu mirar.

La tarea no se tornó excesivamente complicada, a excepción de que no podía hacer mis pesquisas dentro del hogar. Pero una vez fuera de nuestro apartamento, su nombre aparecía en todas partes: Tadgh. Tadgh Fujiwara.
"Es increíble" me dije "Es un chico increíble"
Indagué de dónde procedía su nombre y qué significaba. "Procedencia irlandesa" descubrí con asombro "Aquel a quien llaman el poeta"
Entonces, Tadgh, era un poeta: uno que escribía poesía con la punta de sus dedos.

Silencio, Yann.
Silencio era la melodía que precedía a la prueba.
Todos los días, todas las noches, Yann.
¿Creías que no te oía? ¿pensabas que no te podía escuchar?...

Tú y tu soledad, tratando de tocar alguna pieza de ese niño que, con diez años, te retaba sin si quiera saberlo a interpretar su poesía, la única que él podía leer.

Eras incapaz. Ningún pianista era, de hecho, capaz de entender lo que sus partituras encerraban porque, en ellas, estaban recluidos unos fantasmas.  Fantasmas de una vida que imaginé atormentada, fantasmas a los que nadie más que a él lograban atormentar.


Procuraste la perfección, como antaño. Trataste por todos los medio de comprender el tempo de sus partituras y darles forma de melodía; pero a veces eras demasiado lento, y otras demasiado rápido. Gastaste cinco años de tu vida en intentar interpretar una de sus composiciones y, al final, decidiste quemar todas las partituras y las anotaciones que habías escrito en ellas con una cerilla y lo poco que restaba de tu orgullo.

Pero, Yann, yo aún lo recuerdo.
Aún puedo recordar ese silencio tras el error, ese silencio que parecía recordarte lo que habías sido y ya no eras, y lo que ese pequeño te había arrebatado.
Ese silencio que, cada vez que tenía lugar, iba destrozando cada uno de los pedazos de tu gloria, de la poca esperanza que en ti se hallaba.
Te obsesionaste tanto con sus composiciones que olvidaste las tuyas propias, y cuando te percataste de ello te derrumbaste sobre tu piano y el silencio de nuevo te vistió. Horas en el ático. Horas de silencio en el ático solamente interrumpidas por tus susurros: "Fujiwara, Fujiwara, Fujiwara"... 


Y yo soñaba con su nombre: Tadgh. Tadgh. Tadgh. Tadgh Fujiwara.
Tadgh vistió las paredes de nuestro apartamento y nuestros recuerdos durante los siete años que estuvimos juntos. Aunque también, por supuesto, vistió nuestros silencios.

Tadgh Fujiwara, él nunca quiso que supieses que fuiste el dueño de todos nuestros silencios. Él, mi padre: un Salieri destronado y vestido por el odio, luchando contra el espejismo del sueño de la locura; luchando contra ese pequeño Mozart en quien halló su perdición.

Pero no llores, papá: nunca te reprocharé que te convirtieses en todo aquello que nunca habías deseado.


Así que martillea nuestra mente,
Tadgh.
Martillea nuestra mente con la melodía de tu silencio
para que pueda odiarla.
Y amarla.

jueves, 13 de octubre de 2011

Scene20- "Viaje"

Decido retornar el Scene20 :) al menos, para escribir uno más. El tener a los nenes (y nena) lejos hace que potencie mis ganas de escribir sobre ellos, la verdad. Espero que os guste, y que no sea demasiado largo >_<U    
Para quien no se recuerde: "Dante" es Zero, antes de que le ocurriese lo que le ocurrió; hablando con Annie, su antigua enamorada :)



Había visto tantas imágenes de él, Annie...


-Vietnam- decidí empleando un tono de voz firme y seguro.
-¿Vietnam? ¿estás loco? es decir, ¡Dan! ¡te digo que elijas un lugar...! ¿y eliges...?
-¿Vietnam? sí. Elijo Vietnam, vamos a Vietnam- sonreí con emoción.

Annie emitió un largo suspiro entrecortado por un inicio de carcajada. Llevó una de sus pequeñas manos a su frente y entornó los ojos con falsa gravedad.

-Conque Vietnam...
-¡Que sí, Annie! perdernos tú, yo y un par de mochilas y...
-¿Mochilas?- me interrumpió con impertinencia.
-¡Sí, bueno! ¡mochilas de esas grandes... grandes!- simulé que agarraba una con mis manos, tan expresivo y teatral como siempre -Mochilas, Annie. Mochilas... que llevan los... ¿mochileros?
-Sí, Dan. Mochileros- rió mientras alzaba sus cejas con incredulidad.
-¡No te rías! te hablo en serio.

Fruncí levemente mi ceño y ella, al observar mi reacción, dejó escapar una sonora carcajada. Esbocé una mueca de desagrado: nunca me había gustado que se riesen de mí cuando estaba a medio de explicar algo.

-A mí no me hace ni puta gracia, que lo sepas- deshice el tema cortantemente, mientras apartaba el intento de dossier de viajes que había preparado para ella (para nosotros)
-¡Veeenga, ya te enfadas!- dijo Annie con pesadez mientras me agarraba del brazo e impedía que me fuese. -¡Vaaa, Dan! ¡sé realista! ¿cómo vamos a Vietnam? y, además, ¿qué hay de interesante allí, eh?

La miré con dramática incredulidad. ¿Cómo podía alguien preguntar QUÉ tenía Vietnam de interesante? ¿acaso no era obvio?

-¿DIS-CULPA?- entoné sin poder evitar alzar la voz -¿Que cómo vamos? ¡pues en avión, so mema! ¿o quieres que vayamos en una burra?
-Pues mira, ya me va interesando más la historia.

Dejé mis ojos en blanco con disgusto y ella volvió a emitir una carcajada. Balanceó mi brazo con cariño.

-Daaanteeee...

Algo iba mal para que estuviese diciendo mi nombre completo. Estaba hablando en serio.

-Dante, venga. No te enfades. Sólo bromeaba- acarició un mechón de mi pelo. Yo me mantuve en silencio durante unos segundos.
-Pues no me hace gracia. Estaba hablándote en serio. Quiero ir a Vietnam- la miré fijamente a los ojos -Y quiero hacerlo contigo- esbocé un puchero con mis labios y lo dirigí hacia el techo, fingiendo estar indignado.
-Vale, Dan. Quieres que nosotros, dos americanos, vayamos a Vietnam; con nuestras típicas pintas de americanos felices y les digamos: "¡Hola, queridos vietnamitas! hace un tiempo matamos a miles de vosotros, pero, ¡oye! ¿podemos hacer un tour por vuestro territorio? ¡tenemos dólares!"
-¡Oh, por Dios, Annie! ¡ya lo habrán olvidado! eres la típica chica americana que se vestiría con su bandera y lloraría con el himno; y que nunca ha salido de su país.
-¡Que nunca he...!- repitió con fingido enfado. -¡Pero si tú tampoco has salido nunca de los Estados Unidos! Además, lo de la bandera fue hace mucho tiempo, ¡era el catorce de julio y era pequeña y...!
-¡Claro que he salido!- retorné al punto anterior  -¡te recuerdo que nací en Berlín!
-Ya, bueno, pero ¿y después de Berlín? una vez que te instalaste en los Estados Unidos... ¿has vuelto a salir?

Mordí mi labio con impotencia y volví a fruncir mi ceño: odiaba que alguien me ganase en una discusión.

-Pues no he salido, pero quiero hacerlo- no quería perder.
-¿Y quieres ir a Vietnam, no?
-Olvídalo. Ya no hay viaje. Me llevo mi dossier.

Rió con descaro.

-¿Llamas dossier a ESA servilleta que pone: "¡Vamos a Vietnam, Annie!" y una carita sonriente? ¡JAJAJA!
-¡ES UN DOSSIER ARTÍSTICO!
-Ya, Dan, muy artístico, tanto como tu genial idea de ir a Vietnam. Anda, ven aquí- me acogió entre sus brazos y besó mi frente. Aún estábamos desnudos.
-... Annie.
-¿Sí, Dan?
-Que quiero ir a Vietnam.
-No seas niño.
-¡Pero, Annie, es nuestro viaje de novios!
-Aniversario, Dan, aniversario. Primer aniversario, para ser más concreta.
-Pues eso, aniversario; pero algún día será viaje de novios.
-¿Me estás pidiendo matrimonio? qué romántico, ¡jajaja!
-Nah, ya estamos casados: desde el primer día que aceptaste salir conmigo te comprometiste a casarte conmigo- la miré con burla, besando su frente.

Annie agachó la cabeza y uno de sus mechones pelirrojos tapó su ojo derecho. Se sonrojó.

-Así que me comprometí, ¿eh? ¿en qué contrato pone eso?
-En el de mi corazón, querida- y le guiñé un ojo.
-Entonces... ¿hasta que la muerte nos separe y todas esas cosas?
-Exacto, porque no lo hará Vietnam: ¡nos vamos de viaje a Vietnam!
-¡Pero Dan...!

Entonces, la besé y minutos después comenzamos a hacer el amor, de nuevo.
Había visto tantas imágenes de él, Annie... 
Tantas, tantas imágenes que aún recuerdo, que hoy día no sé si fuimos de verdad, o si fue esa, tu locura por mí procurada, la que nos separó de por vida; e impidió que nos perdiésemos en esos paisajes vietnamitas, en sus montañas sin retorno.

Desde ese día, han pasado tres años, Annie.
Aún no he ido a Vietnam.



jueves, 6 de octubre de 2011

Meme: encuesta del hobby al dueño

Buenas tardes a todos =) saco un ratito de mi tarde en la biblioteca para hacer este test BJDill ^^ Lo he sacado del blog de Hatsune ;)

¿Cuántas muñecas tienes?
Tres :)

¿Cuáles son sus nombres y sus moldes? 
Son: 
Tadgh Fujiwara- Kid Delf Bory, Luts
Zero Blake – MSD Mo, DollZone
Lilou Baudelaire – Minifee Ryeon, Fairyland

¿Cuánto tiempo llevas en el hobby de las BJD?
Hace unos cuatro años. Y desde mi primera muñeca (bueno, “muñeco”), casi tres (el 23 de enero ^^)

¿Haces RP? Si lo haces, ¿Cuál fue/es tu persona favorita con la que haces RP?
Sí, de vez en cuando. Este verano estuve en el foro que abrió Chandria, pero ahora no tengo tiempo :( 
Con quien más me gusta rolear es con Meencantaquehagafrio ^^ porque nos conocemos muy bien y siempre sabemos qué deben decir nuestros personajes para reírnos, llorar, enfadarnos!... es genial :) de momento no he conocido a nadie con quien me divierta más rolear, la verdad.

¿Cuál es tu personaje favorito con el que te gusta hacer RP?
Pf, me encanta rolear con los tres. No podría decidirme, todos tienen una personalidad tan diferente que es único rolear con ellos, jaja. Como Tadgh, siempre se me ocurre alguna cosa extravagante que puede decir (enfermedades raras, insultos con clase… xDDD); como Zero, siempre estoy alerta de decir alguna guarrería (xDD) y como Lilou, rolear se hace muy llevadero, porque es un personaje muy dulce y reflexivo, no como Tadgh que está siempre alerta de todo (y cansa mucho rolear con él, pero merece la pena xDDDD)

¿Cuántos BJD has vendido?
De momento ninguno, sólo un cuerpo. Creo que me dolería bastante vender a alguno :( les tomo mucho cariño…

De todos ellos, ¿A quién extrañas más?
A ninguno porque, como he dicho, no he vendido ningún BJD.

¿Qué es lo que más te gusta de este hobby?
Pf, no sabría decir. Supongo que la carga creativa *_* que te abre las puertas a todo tipo de artes, desde la fotografía, la literatura, la costura… Y, además, te permite conocer a gente igualmente creativa (con suerte) con la que compartir algo en común :)
No lo sé. Este hobby para mí es muy importante, hoy día no podría vivir sin él. Además, llego a querer tanto a cada muñeco que es como si tuviese una parte de mi corazón en cada uno, y cuando veo sus fotos o los trasteo, voy a quedadas… siento como si no fuese sola, si no simplemente fraccionada (disculpad mi exceso de pukerainbows/nostalgia, pero es que los tengo lejos y los echo de menos TT__TT)


¿Cuál es el primer BJD del que te enamoraste?
Un Ryu de Dolkot. Me encantó *__*. Pero luego cuando ví al Bory dije: “ESTE”:

¿Cuánto es lo máximo que has gastado en una muñeca (la muñeca en sí)?
El precio de mi Bory. El Mo no fue tan caro (y además, lo compré con lo que gané en un concurso) y la MNF me la regalaron, así que… sí, el Bory ^^

¿Cuál es tu foto favorita que le has hecho a alguna de tus muñecas?
De momento, mi favorita es esta:
Aunque, claro, depende. Conforme pasa el tiempo digo: “¡Esta es la mejor!” y después: “¡No, no! ¡ésta!” así que, en fin, va por épocas.
Me ha costado mucho decidirme :( la verdad es que tengo muchas favoritas, una de cada uno de mis muñecos. Pero supongo que esa es mi favorita porque parece que no es un trozo de resina, si no un humano =)


¿Cuál es el recuerdo más gracioso que tienes con una de tus muñecas?
Creo que el más gracioso fue con el bory, Tadgh (perdonad si sólo hablo de él, pero es con el que llevo más tiempo xDDD)
Estaba en el coche con la ex-mujer de mi padre y me preguntó por el muñeco. Me preguntó por si personalidad, su historia… y luego añadió: “¿Y tieneee…?” refiriéndose obviamente a su pene xD Le dije: “Sí, tiene” y entonces le bajó el pantalón y riéndose gritó: “¡¡Aaaah, la tiene pequeñaaaaaa!!” xDDDDDDDDDD
Me quedé de piedra. Si Tadgh tuviese vida, se habría desintegrado de la rabia, JAJAJAJA.


¿Cuál es el recuerdo más triste que tienes con alguna de tus muñecas?
… Siendo monotemática, también fue con Tadgh.
No tenía ni dos años cuando me enteré de que tenía un amarilleado/verdoso de fábrica y que no tenía solución, que con el paso del tiempo por mucho que lo cuidase, seguiría igual o peor. Y que, además, no se podía lijar porque toda la resina se había teñido y, por mucho que rajases, en las capas inferiores iba a ser igual. Lo había tratado con sumo cariño y cuidado, pero es lo que tiene Luts, que a veces te vienen muñecos con tendencia verdosa-nuclear, así que tened mucho cuidado, compradores de Luts u_ú.
Para mí fue un golpe muy grande, porque es mi primer muñeco (y, lo siento por Zero y Lilou) al que más tengo cariño, personaje incluído. Así que lo más seguro es que en un futuro tenga que cambiar el molde, o alegar que es el hijo ilegítimo de Hulk u_u


¿Alguna vez has soñado con tu muñeca? Si es así, ¿De qué iba el sueño?
SÍ. INCREÍBLE que aparezca esta pregunta. Una vez, antes de tener a Lilou, soñé con Zero (el Mo) y Tadgh. Zero salía, en mi sueño, arrebatadoramente guapo *////* tal y como yo lo imaginaba en mi mente (al personaje) y con esa expresión de burla con la que siempre se viste. Por otro lado, me impactó mucho ver a Tadgh, porque no aparecía como el muñeco, sino en su versión crecida. Como el personaje tiene problemas de crecimiento, un día dará un estirón enorme de golpe… Y ahí salía GUAPÍSIMO (mucho más mi tipo que Zero xD) y con esa mirada altiva, por esas fechas algo tímida. Me levanté en una nube *_* el sueño no iba de nada en particular, sólo les recuerdo a ellos xD como fotogramas.

¿Cual de tus BJD no venderías ni en un millón de años?
A ninguno de mis tres muñecos. Cada uno tiene una carga sentimental enorme: Tadgh, mi primer muñeco; Zero, mi primer concurso literario ganado; Lilou, mi regalo de 18 cumpleaños.
A NINGUNO. No podría.


Nombra alguna cosa que te fastidie del hobby.
Que se creen grupos -.- y se metan en medio problemas personales. Obviamente, en un hobby las personas se relacionan y siempre hay choques, pero no me gusta cuando el hobby deja de importar y la gente sólo se reúne con las muñecas como excusa para criticar a uno u a otro.
También hay una cosa que me fastidia mucho, y son las personas que van “de superiores por el hobby”. Personas que quizás tienen mucho dinero y pueden comprar limitados, o mandarlos a que los maquillen profesionales, comprarle conjuntos limitados, hacerles unas fotografías de espanto… y que miren con desprecio a los demás. O también, aquellos que tampoco son tanta cosa e igualmente se creen superiores. Lo detesto. Creo que cada uno vive el hobby a su manera, y si no tienes blog, no haces fotos todos los días o no estás atenta de todos los nuevos moldes, no eres mejor ni peor que otros. Es como todo en la vida, pero que se “escriban normas” (no literalmente hablando) sobre cómo debe ser me jode mucho (y no me fastidia, me JODE)


¿Has considerado alguna vez dejar el hobby?
Uy, no, no, no. Jamás. Siempre he tenido mis bajones en cuanto a actividad, pero para mí mis muñecos suponen muchísimo. No tengo planes, ni a largo ni a corto plazo, de abandonarlo, sino de mejorar en él.

¿Quién es el nuevo personaje en el que has pensado?
Ícaro Cosme Dvrist :) el mejor amigo de Zero, un joven científico checo. No adelantaré nada (porque me gusta enseñar las cosas cuando están completas) pero estoy muy ilusionada y creo que va a ser, en cuanto a customización, mi primer éxito rotundo (al menos para mí. Estoy enamorada de todo lo que voy a hacer con él y espero que salga bien :D ya os contaré, ñañaña!

¿Alguna vez has considerado hacer tus propios muñecos?
Lo he considerado, sí, pero no ha pasado de ser una mera consideración xDDD. Puede que cuando lleve más tiempo, me lance. Sobre todo con el tema de las cabezas, más que con el de cuerpos completos. Pero paciencia :3


Jo, se me ha hecho corto el test *_*U 

Para todo el que haya llegado hasta aquí: ¡Gracias por leer y galletas con chocolate en código binario :D!